Cuando las agujas de este antiquísimo cronómetro cesen su tañido, anhelo encontrar la placidez en la soledad, aunque sé que mis perplejidades continuarán devorando mi corazón cada noche gélida con mayor intensidad. En el fondo es doloroso pensar que este vetusto artefacto, que ha compartido tantos momentos con innumerables individuos, ahora sea mi corazón el que se ha detenido en este punto y desconoce cómo seguir amando a aquellos que anhelo.
Con el inexorable transcurso de las horas, observo desde mi perspectiva las cartas que ilustran lo inenarrable de mis remembranzas: las peripecias, la melancolía y el amor son ahora tan solo un vago recuerdo.
Es triste que a lo largo de tantas noches, mis temores e inseguridades me hayan martirizado y que haya luchado por superarlos en vano. No obstante, este vetusto reloj está logrando que mi corazón vuelva a latir por diversas causas, aunque aún existen dudas sobre qué senda seguir.
De todo esto, cabe extraer que el amor no es sencillo y que los abismos que navego son cada vez más inescrutables, pero me encuentro dispuesto a seguir surcando las aguas y descubrir adónde me llevará el camino.
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